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INTERNACIONAL

Rafael Gumucio Rivas


COLOMBIA: Colombia y sus elecciones regionales. La vuelta de los Partidos de derecha política

 

Colombia no es una excepción a la crisis de representación que está destruyendo los sistemas políticos en todas las democracias.

Los Sistemas Políticos-Electorales terminan por favorecer, en todos los casos, a los Partidos Políticos de oposición y, en muchos de ellos, a la ultraderecha. A su vez, los Congresos de los distintos países acaban siendo balcanizados por una extrema representatividad. Los antiguos Sistemas de Partidos, al final, son incapaces de dar representatividad debido a su alto número, hecho que hace imposible que cumplan sus funciones y, además, de canalizar a la ciudadanía, que utiliza el voto para castigar a gobiernos que cree incapaces de dar gusto a sus propios intereses y necesidades.

El presidencialismo, en la mayoría de los casos, da como resultado gobiernos de doble minoría, es decir, un Presidente elegido en forma minoritaria y un Congreso desprestigiado, que sólo se prepara para impedir cualquier cambio, y esperar tranquilamente que le llegue el poder como regalo, ocasionado por el derrumbe del gobierno anterior.

En el caso del Presidente de Chile, Gabriel Boric, y del Mandatario de Colombia, Gustavo Petro, con minoría en el Parlamente, a muy poco andar, terminan por reconocer que no tienen ninguna posibilidad de llevar a cabo cambios radicales en los Sistemas políticos de sus respectivos países y, ante esta realidad, sólo les resta la posibilidad de administrar una derrota que, seguramente, llegará en las siguientes elecciones, (en el caso de Boric, va a terminar firmando la Constitución de la ultraderecha, o bien, manteniendo la Constitución de Pinochet, con algunas enmiendas llevadas a cabo durante el gobierno de Ricardo Lagos).

Gustavo Petro, en un año de gobierno, ha intentado implementar su programa de cambios radicales en la sociedad, que incluían la salud, el agro y las pensiones, pero sólo logró, al comienzo de su mandato, la reforma tributaria. Su gobierno, minoritario en el Congreso, ha sido paralizado durante este primer año de su mandato.

A fines del mes de octubre, Petro debía enfrentar decisivas elecciones de 36 Gobernadores, así como de la totalidad de los Alcaldes y de Concejos Comunales, pero la Combinación Pacto Histórico, ni siquiera, fue capaz de mantener la segura mayoría en Bogotá, la Capital del país, que se había caracterizado por un electorado mayoritariamente de izquierda. Esta vez, el candidato de Gustavo Petro, Gustavo Bolívar, apenas obtuvo el tercer lugar en el triunfo del nuevo Partido Liberal, cuyo líder, Luis Fernando Galán (hijo del asesinado candidato presidencial, Luis Carlos Galán), obtuvo la primera mayoría.

En las elecciones de Gobernadores, la alianza Pacto Histórico, sólo ganó dos gobernaciones; Nariño y Amazonas, y el resto de las gobernaciones cayeron en manos de Partidos compuestos por gamonales y terratenientes, (muchos de ellos, mafiosos y corruptos).

La Alcaldía de Medellín fue recuperada por el uribismo, en que el ganador fue el antiguo candidato de derecha, Federico Gutiérrez.

Barranquilla, la segunda ciudad del país, siguió en manos de la mafia de los hermanos Char, (conocidos como “ex habitantes” de las cárceles, comercializaban oro quebrado).

En el Departamento de Santanderes del Sur fue elegido Jaime Andrés Beltrán, (llamado el Bukele colombiano).

El Presidente Petro ha demostrado valor para combatir una derecha tradicional y gamonal, adoptando fuertes discursos, tanto en política internacional, (el caso de comparar el genocidio de Gaza con el Holocausto que padecieron los judíos en la Primera Guerra Mundial), como en el plano nacional en que ha tenido que enfrentar la salud privatizada y la Reforma Agraria, tantas veces pospuesta.

Por desgracia, su hijo, Nicolás, se auto-inculpa de corrupción, y ha ayudado a la derecha, liderada por la Revista Semana, a dificultar más la tarea del Presidente.

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